Un lugar secreto {Lily E.}

[James Potter]

Comía todo lo que podía en el Gran Comedor, paraba para hablar con sus amigos o coquetear con cualquier chica y volvía a comer, aquél día se había quedado hasta tarde en los jardines con una chica de Hufflepuff y lamentablemente no pudo ir a almorzar porque cuando se dio cuenta de la hora salió corriendo y los elfos ya estaban cerrando las puertas del comedor para poner la comida de la cena; de paso, al ir a su clase de pociones a ninguno de sus amigos se les ocurrió llevarles algo de comer, según Remus "Peter le guardó un poco del postre, pero se lo comió esperando a que Slughorn abriera el salón", así que se quedó sin comida. Y ahora ahí estaba en la cena, apenas pudo salir de su última clase del día salió corriendo al Gran Comedor y se sentó a comer de una vez antes de que se desmayara por no tener comida en el estómago -Te vas a atragantar, joven. -escuchó la voz del fantasma de Gryffindor, Sir Nicholas de Mimsy-Porpington (mejor conocido como Nick casi decapitado), lo miró con una ceja alzada y dio un trago profundo a su jugo de calabaza acabándolo y se fijó como el vaso volvía a estar lleno por arte de magia - Tranquilo, Nick; estoy acostumbrado a comer tanto, y ni engordo. -dijo encogiéndose de hombros arrogante.

Luego del banquete subó a su sala común y se sentó en el sillón rojo que estaba ahí, agarró un libro que alguien dejó encima de la mesa y lo abrió para observar de que trataba, lo cerró de malagana al ver que era sobre historia de la magia, una clase muy aburrida según él; miró su reloj de pulsera, eran las siete apenas, ahora es que le quedaba tiempo para hacer otras cosas y el toque de queda sería en menos de tres horas. Subió a su habitación para dejar su túnica y mochila encima de su cama y poder agarrar la capa y el mapa por si se le hacía tarde, y volvió a bajar para salir de la sala común y caminar por ahí; bajó unos cuatro pisos y se quedó de pie en la entrada hacia el pasillo prohibido, la señora Norris se acercaba por el final del pasillo y cuando lo vio ahí se acercó más rápido, entró al pasillo y se colocó la capa dejando la puerta abierta y esperando a que la gata pasara, cuando lo hizo la rodeó y salió del lugar quitándose la capa y cerrando la puerta, sacó la varita y la cerró con un par de conjuros para que le costara a Filch abrirla; la gata comenzó a maullar y James se fue antes de que el celador llegara.

No supo cuánto tiempo pasó desde que comenzó a caminar por las mazmorras buscando a un Slytherin que hechizar, pero cuando ninguno apareció revisó su reloj que marcaba las nueve de la noche. Subió por los pasadizos hasta llegar al séptimo piso, al contrario de dirigirse a su sala común (como alguien normal haría) dobló en un pasillo y se paró enfrente de una pared donde enseñaban (o trataban) a los trolls bailar; pasó tres veces por el lugar pensando en "un lugar tranquilo para pasar el rato sin interrupciones indeseadas". La puerta se materializó enfrente de sus ojos y la abrió para ver una pequeña sala con dos muebles, libros de Quidditch apartados y una pequeña chimenea, en una esquina una ventana donde se veía a las estrellas en su punto más alto. Se veía cómodo, tal vez se quedaría ahí mucho rato, al caso mañana sería sábado así que no tenía que preocuparse de dormir temprano. Se sentó (más bien, se tiró) en el mueble más cercano de la chimenea dejando la capa y el mapa en el suelo, a su lado.

[Lily Evans]

Suspiré de forma audible mientras me sumergía de nuevo en mis pensamientos. Ese día sentía que me ahogaba, me perdía fácilmente en mi cabeza mientras me quedaba mirando como boba a la nada. La explicación era que me sentía un poco nostálgica. Demasiado nostálgica. Apreté el papel de pergamino que tenía entre mis dedos, sintiendo como se arrugaba bajo mis manos. Hacía poco mamá me había escrito dándome noticias desde casa, como que mi padre había ascendido en su trabajo, que ella recién se había recuperado de un pequeño resfriado y que mi hermana acababa de comenzar a salir con un chico... oh mi hermana. Petunia, Tuney.

A pesar de todo lo acontecido la última vez que nos vimos y nuestra poca comunicación que teníamos desde entonces, debía admir que la extrañaba, raro, pero la extrañaba. Y era que a pesar de que era como era, era mi hermana antes que nada. Mi vieja compañera de juegos, ahora era una arpía que me creía un bicho raro.

Fruncí el ceño al recordar esto, no me sentía aceptada en ninguna parte. En casa era el fenómeno "peligroso" según Petunia, mientras que en Hogwarts era una "asquerosa sangre sucia", la estudiosa del colegio. Pero, eso no debía importarme ¿no? que me importaba lo que pensaran de mi, en especial esos Slytherin que se pavoneaban por usar magia oscura, como si eso fuera digno de elogio. Un recuerdo de Severus vino a mi como en acto reflejo, a quien consideré mi mejor amigo por mucho tiempo, y me había dejado por esos malditos.

Tomando un respiro, remojé mi pluma en el tintero e hice a un lado el pedazo de pergamino arrugado , tomando uno nuevo.

Mamá..

Comencé a escribir y a desenvolverme rápidamente, contándole alguna novedades, como me había ido genial en los exámenes y que estaba emocionada por la cercanía de Halloween, que aquí en Hogwarts se ponía a lo grande. Cuando quedé satisfecha con lo que había escrito puse mi típica despedida:

Te quiere

Lily

Miré la carta con una sonrisa triste, hundíendome en mi miseria. ¡Los extrañaba tanto! mis padres, las únicas personas que me conocían realmente y me aman sobre todas las cosas. Me quedé ahí, sentada bajo un árbol de los jardínes, donde había decido responder la carta con tranquilidad. Comencé a contemplar el lago mientras atardecía, hasta que decidí levantarme e ir a la sala común, me metería en problemas si oscurecía y seguía acá afuera.

Entré al castillo y fui caminando lentamente, sin alguna prisa, me encontraba un poco triste y realmente cansada, solo quería tirarme a mi cama y no salir de ahí jamás, pero luego realicé que tendría que enfrentarme con mis amigas ahí y debía lidiar con el típico cuestionario de: "Tienes mala pinta" "¿Te encuentras bien?". ¡Por supuesto que no me encontraba bien! todos las cosas terribles por las que había pasado se me arremoliban en mi cabeza, desde Tuney hasta Severus.

Cerré mis ojos sintiendo las lágrimas formandose en mis ojos, necesitaba tranquilidad, paz, sentirme bien... Abrí mis ojos cuando me encontré más controlada y estuve segura que no me hecharía a llorar como una niñita. Me llevé una enorme sorpresa al ver una gran puerta frente a mi, "La sala de los menesteres" pensé para mi, viendo mis deseos materializados. Sin dudarlo entré, antes de abrir mis ojos ampliamente. Quizá la sala no haya acertado con mi petición de "paz y tranquilidad", pues justo frente a mi se encontraba James Potter, sentado en uno de los muebles.

"Este no es mi día" pensé sin abandonar mi posición.

[James Potter]

Se levantó del sillón unos momentos para acercarse al lugar donde estaban los libros de Quidditch y tomó uno en manos, lo abrió y se devolvió al sillón donde se dejó caer de nuevo. Pasó las hojas distraído leyendo por encima, la mayoría de lo que salía en ese libro él lo sabía desde pequeño, por ejemplo que la snitch venía (su forma) de un animal llamado Snidget y otras cosas por el estilo.

Escuchó un chirrido avisando que la puerta se estaba abriendo, volteó asustado, ¿qué parte de "un lugar tranquilo para pasar el rato sin interrupciones indeseadas" no entendía esa sala? Por lo que se ve en verdad no entendía nada, sólo pedía un lugar de tranquilidad, mientras que no fuera nadie que él odiara, tal vez una chica no estaría mal, se distraería más de lo que pudo pensar posiblemente.

Cualquier tipo de pensamiento se quedaron en el olvido al ver una cabellera roja asomándose por la puerta. Si era la persona que pensaba en verdad que sería un tiempo divertido. Cuando los ojos verdes depararon en él verificó que si era ella -¡Evans! -exclamó feliz dejando caer el libro, lo recogió rápido y su vista se desvió hacia el mapa y la capa en el suelo, haciéndolo lo más rápido que pudo tiró la capa y el mapa debajo del mueble; volvió a acomodarse y le sonrió coquetamente, deseando que no se haya dado cuenta que escondió algo, si ella se enteraba de la capa o el mapa lo mataría, eso sería seguro.

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